El Athletic firmó en Praga uno de sus partidos más sólidos en la Champions, dominando al Slavia en ritmo, intensidad y ocasiones, pero se quedó sin un triunfo que mereció con claridad. El 0-0 final obliga a sumar dos victorias en las tres jornadas restantes y dejó la sensación de que el conjunto rojiblanco hizo todo salvo marcar. El guardameta Stanek fue el gran responsable del desenlace, con intervenciones decisivas ante Robert Navarro, hasta en tres ocasiones, y un remate de Sancet a quemarropa que parecía imparable.
El duelo, disputado bajo una intensa nevada y arropado por más de un millar de aficionados bilbaínos, tuvo su primera gran oportunidad en un contraataque liderado por Guruzeta y Sancet, que no pudo culminar ante un Stanek que empezó ahí a cimentar su actuación estelar. El Slavia, lejos del nivel mostrado en San Mamés la pasada temporada, apenas incomodó gracias a un Athletic muy firme atrás, con Unai Simón dominando su área y un Paredes sobresaliente que acabaría siendo elegido el mejor del encuentro.
Robert Navarro rozó el gol al inicio del segundo tiempo, pero volvió a encontrarse con un Stanek cada vez más inspirado, que coronó su recital con una parada sensacional a un testarazo que ya se cantaba como gol. El conjunto checo sobrevivió gracias a un triple cambio y, aunque el Athletic mantuvo el control, no logró generar la misma claridad en ataque en la recta final. Fue un empate con sabor amargo, pero también un partido que ofrece al equipo argumentos para seguir creciendo tanto en LaLiga como en la competición europea.
